Así, a lo largo de su historia el cuerpo humano no ha evolucionado para vivir en el espacio y reconocer y solucionar como este entorno extraño cambia el cuerpo, no es un problema sencillo. Por ejemplo, la fragilidad de los huesos puede haberse solucionado ya con algunos suplementos vitamínicos, pero la NASA sigue investigando otros problemas como las dificultades de sueño o de alimentación.
Pero además hay otros problemas de salud que todavía esquivan a los médicos cuando han pasado más de 50 años del primer viaje al espacio. Por ejemplo, en un descubrimiento de hace tan sólo cinco años se observó que los globos oculares de algunos astronautas se quedaban algo chafados tras el viaje.
Sin embargo, la radiación permanece como el obstáculo principal para los viajes espaciales. Sin el escudo protector del campo magnético de la Tierra y de la atmósfera, los astronautas reciben dosis de radiación substancialmente más altas de lo normal, aumentando las probabilidades de morir de cáncer. Este podría ser un riesgo demasiado elevado en las misiones que se están planeando a Marte, con una duración de dos años y medio.
Fuente: NYT